-¡Eso
no está bien señora! –la proposición pareció llevar a Bessie a acceder-. De
acuerdo, me ocuparé de él, pero apuesto a que llorará de todas maneras en
cuanto se separe de usted. Lo tiene muy mimado.
Tal vez consentía demasiado al pobre
niño, reconoció Demi para sus adentros, pero, ¿Cómo podía ser de otra manera
con aquel pequeño huérfano? ¿Cómo no iba a agarrarse a la única persona que le
quedaba en el mundo?
-Si te lo llevas a la galería verde
y lo dejas avanzar de una silla a otra, no se dará cuenta de que me ido –Demi
le dio n último beso al niño antes de depositarlo en brazos de Bessie-. Pero
sujétalo bien para que no se caiga.
Pasó por delante de Bessie y salió
del cuarto de David. Era más probable que el niño montara menos escándalo si se
marchaba rápidamente, mientras que el tío Henry se lo montaría si le hacía
esperar.
Demi llego a la biblioteca sin
aliento y con el corazón acelerado. Tras tomarse un instante para coger aire,
llamo con los nudillos y entro cuando su tío le dio permiso. Cuando cruzó el
umbral aspiró el olor húmedo a pergamino antiguo y a cuero. El aroma revivió
recuerdos entrañables de su adorable padre.
Sus dos tíos estaban sentados en un
par de butacas de brocado gemelas. Demi hizo un esfuerzo para controlar el
temblor de las rodillas.
-¿Querías verme tío Henry?
-Así es, querida- el marqués de
Lovato juntó sus largos y delgados dedos apoyó la barbilla en ellos-. Tengo que
darte una buena noticia. Tras un año de sufrimiento y escándalos, puede que la
familia Lovato esté a punto de dejar todo ese dolor detrás.
Por muy doloroso que hubiera sido
los acontecimientos del año anterior. Eso significaría darle la espalda a los
recuerdos de su hermano y de su hermana. Como sabía que no debía contradecir a
su tío permaneció inmóvil y en silencio esperando a que continuara.
No se hizo de esperar.
-Le he hecho una proposición
matrimonial a la señora Bullworth que confió que acepte.
-¿Le señora Bullworth? –Demi no pudo
evitar el traicionero tono de sorpresa y desagrado.
Había escuchado muchos rumores sobre
Harriet Bullworth a lo largo de los años. La antigua actriz había sido la
mantenida de una sucesión de hombres antes de casarse con un rico banquero que
le triplicaba la edad. Cuando su muerte la convirtió en una viuda rica, la
señora Bullworth no había mantenido en secreto su intensión de comprar con
dinero el más alto título nobiliario posible.
La perspectiva de que semejante
vividora usurpara el lugar que pertenecido a una sucesión de las más refinadas
damas de Inglaterra horrorizaba a Demi.
-Has oído bien –las cejas grises del
tío Henry formaron un ceño severo que daba lugar a ninguna discusión-. Esta
mujer es una elección de lo más adecuada por diversas razones, y una de ellas
es relativa juventud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario